Un día, vieron un grupo de hormigas haciendo un trabajo recogiendo cosas. Una de ellas las dirigía y les ordenaba a dónde ir a buscar la carga y por cuál ruta debían llevarla hasta su casa. Vivían felices en sus labores; la araña tejía preciosas y gigantes redes mientras la lagartija mantenía lejos de la casa a los insectos peligrosos. No por ser más rápido llegarás primero, y no por ser mucho más fuerte levantarás más peso.
Tanto el oso como el león, en su afán por quedarse con todo el premio, perdieron todo lo que podrían haber compartido a cargo de un zorro oportunista. Por eso, esta fábula nos invita a tener claros cuáles son nuestros fundamentos y nuestros objetivos. De esa manera, jamás vamos a dejar escapar una oportunidad, si bien nos deseen ofrecer mil oportunidades mejores en el futuro. Tal como sucedió con el labrador y la culebra, que prefirieron incomodarse y buscar venganza, antes que procurar discutir o dialogar acerca de de qué manera habían ocurrido los hechos.
La Hormiga, La Araña Y La Lagartija
Era normal que estos cuatro amigos jugasen, no obstante, para un perro viejo y vagabundo que rondaba por precisamente exactamente la misma pradera, esta escena resultaba extraña. Las vivencias de la vida del viejo perro le impedían comprender de qué manera aquellas 4 criaturas podían ser amigas y llevarse bien entre sí. Salieron los perros al percibir la voz de partida, los veloces pronto tomaron la frontal, detrás iban los enormes y los fuertes, todos a la carrera. Para la multitud del resto poblados, esta carrera era la mucho más complicada del mundo.
Pensó que el pan y la naranja eran bastante para darlos, conque en la mitad de su enojo tomó 5 granos de arroz y se los dió al rey. El almacenaje o ingreso técnico que es utilizado exclusivamente con objetivos estadísticos anónimos. Ámbas salieron precipitadamente, tomaron sus ropas corriendo y se fueron en direcciones opuestas. Y desde entonces, en el momento en que uno se encuentra con la íra, debajo está la tristeza. Y en el momento en que uno está con la tristeza de todos modos habla con la rabia. Les dejamos como ejemplo un cuento que charla de la tristeza y la furia que ejemplifica muy bien esta reflexión.
El Cuento De La Tristeza Y La Furia
Ella quería casarse con Gawain, el caballero mucho más noble de la Mesa Redonda y el mucho más íntimo amigo de Arturo !!. Eso si, todos le aconsejaron que consultara a la vieja hechicera, en tanto que solo ella sabría la contestación. El valor sería alto, en tanto que la vieja hechicera era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios.
No había nada más que sangre por doquier y ningún indicio de ningún huevo en lo más mínimo. Estaba realmente triste porque en este momento no lograría ni siquiera un solo huevo. Había una vez un rico comerciante de tela que vivía en un pueblo con su mujer y sus dos hijos. Tenían una gallina bella que ponía un huevo todos los días. No obstante, el joven mercader no estaba satisfecho con lo que solía conseguir todos y cada uno de los días.
El gato tenía una confortable cama para él solo, y pasaba sus días persiguiendo a un grupo de ratones que también vivían en la vivienda. Cada vez que uno de estos ratones se asomaba para tomar algo de alimento, el gato aparecía y ferozmente le cazaba. En una casa de una enorme urbe vivía un gato grande y permitido por sus dueños. Dicho gato tomaba toda la leche que gustaba, y sus amos le consentían y cuidaban, esforzándose por darle todo lo que quisiese. Al oír el canto de la melodía, el amo comprendió que el cisne se encontraba a puntito de fallecer.
En definitiva, no es un buen amigo y llegó la hora de ser intrépido y decirle ¡no!. Una historia sobre la amistad, cómo relacionarse y no dejar que abusen de uno. Transmite valores como el coraje, la solidaridad y la esperanza. Lo mismo les pasa a los niños, pero con el añadido que a ellos aún les cuesta racionalizar sus conmuevas, de ahí que sea tan preciso realizar esta clase de ejercicio con ellos. El león, estupefacto, vio cómo el mosquito empezaba a zumbar sobre él y a propinarle un picotazo tras otro. Intentaba librarse como podía y se revolvía sobre sí mismo para eludir los pinchazos, pero el mosquito era tan veloz que no le daba opción alguna.
El Zorro Y La Cabra
Por esta razón, caminaba altiva y realizando ruido con las monedas que llevaba. Tanto ruido logró un día que, unos ladrones se percataron de su presencia y le atacaron para robar su carga. Echaba en falta a sus amigas cabras, en tanto que para él ellas eran su única familia. El adivino se paró de un brinco y corrió hacia su casa para ver qué había sucedido. Sorprendido al entrar en su morada vio que ésta se encontraba vacía.
Llegada la hora corrió a casa de la cigüeña, encontrando la cena servida y con un apetito del que nunca están escasas las señoras zorras. El olorcito de la carne, partida en finos trozos, la entusiasmó aún considerablemente más. De esta manera, doña zorra tuvo que irse en ayunas, toda abochornada y engañada, con las orejas gachas y apretando su cola.